EL PODER CURATIVO DE LA PALABRA
POR BRAD HUNTER
La palabra, junto con el poder de la vibración es capaz de crear, sanar y también destruir.
La teoría indica que cuando focalizamos nuestra mente en algo, y a esto le sumamos el sentimiento y la emoción para finalmente expresarlo, estamos exteriorizando y materializando un poder que estará afectando los reinados de la materia.
Brad Hunter, periodista y ensayista experto en el pensamiento consciente, nos propone una serie de conceptos, que aquí resumimos, pero que puedes ampliar descargándote el PDF completo en esta misma página.
LO QUE LE DICES A TU SEMEJANTE, TE LO DICES A TI MISMO
Si cada uno de nosotros estuviésemos conscientes de que la energía liberada en cada palabra afecta no sólo a quien se la dirigimos sino también a nosotros mismos y al mundo que nos rodea, comenzaríamos a cuidar más lo que decimos.
LAS PALABRAS PUEDEN PROGRAMAR EL ADN
La más reciente investigación científica rusa apunta a que el ADN puede ser influido y reprogramado por palabras y frecuencias, sin seccionar ni reemplazar genes individuales. Solo el 10% de nuestro ADN se utiliza para construir proteínas, y este pequeño porcentaje del total que compone el ADN es el que estudian los investigadores occidentales. El otro 90% es considerado «ADN chatarra». Sin embargo los investigadores rusos, convencidos de que la naturaleza no es tonta, reunieron a lingüistas y genetistas -en un estudio sin precedentes- , para explorar ese 90% de «ADN chatarra».
EL PODER CURATIVO DE LA PALABRA
Existe una capacidad demostrada en la que la palabra puede afectar la programación del ADN. La salud podría conservarse indefinidamente si nos orientamos en pensamientos, sentimientos, emociones y palabras creativas y, por sobre todo, bien intencionadas.
PALABRAS QUE CURAN
Por qué los pensamientos negativos pueden enfermar y por qué las palabras
pueden resultar terapéuticas…
LA OCURRENCIA DE RITUALES Y SUPERSTICIONES ES CASI UNIVERSAL
Desde la psiconeuroinmunología, muchos malestares se podrían explicar por las conexiones nerviosas que generan los pensamientos negativos y terminan provocando una baja en las defensas, lo que a su vez facilita la aparición de la enfermedad.
Pero así como hay pensamientos que enferman, la palabra, en un contexto de contención, es terapéutica.
Algunas investigaciones en neurociencias descubrieron, por ejemplo, que quienes se analizan y trabajan con el poder de la palabra logran cambios químicos en las sinapsis (conexiones en las neuronas).
Sigmund Freud tenía razón: Hay palabras que curan y pensamientos que matan.